En esta serie de artículos, veremos una lista de animales de extraña apariencia que seguramente no conocías. Si bien estos animales pueden considerarse exóticos, algunos están en peligro de extinción debido al afán del hombre de querer quitarlos de su hábitat, tienen sorprendentes características. A continuación, veremos los primeros 3 más destacados:
Aguará Guazú (Chrysocyon brachyurus): Su nombre proviene del dialecto guaraní. Aguará: zorro y Guazú: grande, es el mayor cánido de Sudamérica, se le puede encontrar un parentesco a un zorro o a un perro, pero es más alto, con patas más alargadas y orejas más grandes. Se encuentran especímenes en Paraguay, Argentina, Brasil y Bolivia.
Se alimenta de conejos y pequeños roedores y si bien es inofensivo para el ser humano y muy tímido, su hábitat se reduce día a día con la tala y la quema de bosques destinados a actividades agrícolas o productivas, además de haber sido cazado porque se lo asocia con varios mitos y leyendas. Hoy es una especie protegida en varios de los países donde habita.
Aye aye (Daubentonia madagascarensis): Este mamífero tiene una apariencia realmente peculiar. En una primera instancia y gracias a su largo pero áspero y despeinado pelaje, se lo clasificó como una ardilla. Es nativo de Madagascar y su especie está clasificada como “casi Amenazada”, ya que se estima que solo quedan unos 2500 de su especie.
Tiene hábitos nocturnos y usa el método del pájaro carpintero para buscar larvas bajo las cortezas de los árboles: golpea de forma rítmica la superficie; es uno de los pocos mamífero que hacen esto. Cuando encuentra huecos, rasca la corteza e introduce en el agujero su tercer dedo, largo y provisto de una garra, para hacerse con las larvas. Vive en lo alto de los árboles de la zona más selvática y completa su dieta con insectos, frutos y hojas.
Canguro arborícola de Goodfellow (Dendrolagus goodfellowi): Especie marsupial oriunda de la isla de Papúa – Nueva Guinea, aunque también se lo encuentra en la zona fronteriza con Java. Es algo torpe y lento en el suelo, pero se mueve con gran agilidad entre las ramas de los árboles, que es su hábitat natural desde su nacimiento.
Se alimenta de las hojas de ciertos árboles y también de frutos, cereales y hasta algunas flores. Su estómago funciona como el de los herbívoros, ya que el alimento se deposita y se digiere con lentitud, mediante un proceso de fermentación bacterial.
Esta es la primera parte de las serie de artículos. En los siguientes días, publicaremos la parte 2 y la parte 3.