El cambio climático tiene el potencial suficiente para convertirse en una amenaza para la humanidad y la naturaleza, por eso es sumamente importante acabar con las fuentes que los producen, es decir, los gases del efecto invernadero. Una forma de llevar a cabo esta tarea es con la plantación de árboles. Los árboles, cuando realizan la fotosíntesis, absorben gases contaminantes tales como el dióxido de carbono y lo convierten en dos cosas: vegetación (es decir que expanden sus raíces, ramas, tronco y hojas) y oxígeno.
Los bosques son capaces de acumular carbón durante muchos cientos de años, por lo tanto, los proyectos de forestación y plantación a menudo son vistos como un modo de almacenamiento de carbón. Cuando más carbón es absorbido, mayor es el precio que reciben los proyectos con el paso del tiempo.
Existen áreas donde las plantas son capaces de crecer muy rápido en poco tiempo, pero en algunas ocurre exactamente lo opuesto. En las áreas deforestadas o con suelos áridos se vuelve más difícil realizar plantaciones, pero afortunadamente en algunas zonas de África se está realizado un proyecto de plantación de árboles, lo cual es beneficioso para la ecología.
En países como Senegal, Nigeria y Camerún, la plantación marcha a buen ritmo.