La noticia de que la empresa multinacional de agroquímicos, Monsanto, tuvo que abandonar uno de sus más ambiciosos proyectos, se ha hecho saber por internet. La que iba a ser la planta más grande de semillas de maíz transgénico en el mundo y que sería instalada en Cordoba, Argentina, tuvo que cambiar sus planes o mejor dicho ‘abandonar su trabajo a medias’, cosa que la empresa Monsanto no quiere admitir a los medios públicos.
Aunque eso no ha evitado que la razón de su partida de la municipalidad Malvinas Argentina fuera conocida, y es que su salida se vio provocada por la misma resistencia popular de hombres, mujeres y jóvenes, que con gran insistencia mantenían bloqueado el acceso a la planta desde el 2013.
Esta noticia se dio a conocer por medio de la Asamblea del Bloque en Malvinas el pasado primero de agosto, fecha en la que vieron que sus esfuerzos dieron frutos, tras ver que la empresa Astori Estructuras había llegado al lugar con el encargo de Monsanto para desmantelar las instalaciones. Luego tendríamos unas palabras de parte de Monsanto en las que explicaron que la razón de su partida de Cordoba estaba relacionada con que había bajado la producción de maíz en el país y que agregando las protestas el trabajo en la zona ya no se les estaba haciendo rentable construir la planta.
Monsanto cuenta ya con otra planta en Argentina, ubicada en Rojas, provincia de Buenos Aires, y que la manutención de ambas plantas junto con la baja producción de maíz, ya no les pareció necesaria una segunda planta, aunque en 2012 afirmaron que sería una inversión de 1.500 millones de dolares.
Aunque Vanesa Sartori, vecina integrante de la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida, explico que el argumento de la baja de producción de maíz en el país fue utilizada como simple formalidad por parte de Monsanto para no aceptar algo más parecido a una derrota por su pueblo vecino, caso que demuestra la firme oposición puesta por la gente del pueblo, en contra de la producción de agroquimicos que iba a producir dicha fabrica. Siendo una lucha que se dio comienzo en 2012, tras el anuncio oficial de Monsanto queriendo construir una fabrica en la zona.
El día de la retirada de Monsanto, el primero de agosto, ocurría una gran jornada de protesta contra la llamada ley Monsanto, convocada por una amplia coordinación de organizaciones campesinas, sociales, sindicatos, ambientalistas, barriales. Esta nueva ley pretende eliminar y criminalizar el derecho de los agricultores a guardar su propia semilla para la siguiente cosecha. Como si esta fuera una concesión en ves de tomarse como un robo.
Por otra parte, la empresa Monsanto se encuentra en un confrontación inusitada para el mundo, en la Suprema Corte de la Nación en Argentina: el rechazo judicial se dio en mayo de 2016, para patentar una metodología para hacer semillas transgénicas. Dicha sentencia cuestiona que la modificación del ADN de una planta permita a las empresas apropiarse de toda la planta, que no es un invento sino naturaleza y trabajo campesino.
Esta sería la primera vez que se le niega por vía judicial a Monsanto patentar semillas transgénicas.
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