La explotación de las minas de carbón es una actividad muy peligrosa en diversos sentidos. Si lo miramos desde el punto de vista de la ecología, este tipo de actividades contribuyen mucho con la contaminación atmosférica, lo cual afecta muy negativamente al planeta Tierra y al medio ambiente.
Por otro lado, si esto es visto desde la perspectiva de la salud, es una actividad sumamente perjudicial, ya que en estas minas se encuentran grandes cantidades de gases tóxicos que el carbón absorbe y suelen ser liberados durante el proceso de extracción. Estos gases son sumamente nocivos para la salud de los trabajadores. Los gases principales atrapados por el carbón son el metano, el monóxido de carbono, el bióxido de carbono, el nitrógeno y también el etano. Resultan no solamente tóxicos, sino además altamente explosivos.
Para que la salud de los mineros que trabajen en las minas de carbón no se vea comprometida las mismas deben estar en condiciones continuas y optimas de ventilación. Lamentablemente existen muchas minas ilegales que no cumplen con estas condiciones y ponen las vidas de los mineros en grave peligro.
Durante las últimas décadas, el consumo de carbón en todo el mundo ha crecido a pasos alarmantes. Solamente en China existen más de 2.000 minas de este tipo, aunque hay varios proyectos que pretenden cerrar la mayoría en pocos años.
Es necesario realizar un mayor uso de energía alternativas no contaminantes como reemplazo del carbón, tales como la energía solar, la energía eólica y similares.