El día de San Valentín fue hace casi una semana atrás. Hay algo muy interesante respecto a las rosas que las parejas suelen regalar en la ocasión: son responsables de mucha contaminación. Un total aproximado de 100 millones de rosas son preparadas y cultivadas especialmente para la ocasión, y las mismas ayudan contribuyendo con nadas más y nada menos que 9.000 toneladas métricas de emisiones de CO2, dióxido de carbono.
Esto se debe principalmente a los siguiente: las rosas se cultivan en un clima tropical, luego son cortadas y enviadas alrededor del mundo, finalmente, camiones climatizados las llevan hasta las tiendas locales, donde luego la persona la adquiere para regalarla a su novia/o.1
Un estudio de la Universidad de Cranfield, en Inglaterra, dice que 12.000 rosas de Kenia son capaces de emitir casi 6000 kilogramos de CO2, mientras que la misma cantidad de rosas procedente de Holanda es responsable de unos 35.000 kilogramos del peligroso gas. Y mejor no empecemos a calcular la cantidad de agua y fertilizantes que se utiliza para que la rosa termine marchitándose a los pocos días de ser comprada y obsequiada.
Sin dudas el día de San Valentín no es bueno para la ecología.
Este es el comentario.-