A raíz de una investigación se ha empezado a desvelar la verdad que oculta la madera de los árboles, la piel y carne de estos, como la llave para saber cuándo un árbol se está acercando a los últimos momentos de su vida. Todo ser vivo tiene su tiempo de vida y una vez que esta concluye deja atrás una historia, una historia que vivió por corto o largo tiempo.
Así ocurre también con los árboles; tal y como los rasgos de la vejes que se muestran en la piel de una persona, es el tallo el que lleva el registro de su historia. Una amplia investigación busca hallar la posibilidad de saber, cuando serán los últimos días de vida de un árbol. Algo curioso, y verdadero a la vez, es que los arboles seguirán siempre ahí, siempre y cuando la naturaleza y nosotros los dejemos donde están.
Estas investigaciones son llevadas a cabo por investigadores de la UAB y del CREAF, quienes han realizados estudios sobre ciertos patrones que, basados en el crecimiento de los árboles, son capaces de brindar una predicción anticipada con muchos años de antelación a episodios de mortalidad que les perjudicaran. Como principal factor perjudicial se ha llegado a la conclusión, de que estos episodios se ven fuertemente relacionados con los fuertes periodos de sequía a los que se ven expuestos; producto del cambio climático.
Según el especialista Jordi Martínez-Vilalta, del Departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología de la UAB y del CREAF “La madera se acumula en el tronco de los árboles desde su nacimiento y aporta un archivo histórico de su estado que nos puede ayudar a predecir la mortalidad.”, continua “Los ritmos de crecimiento quedan grabados en los anillos anuales que se forman en la madera de muchas especies y que reflejan la alternancia de estaciones propicias para el crecimiento (especialmente la primavera) con otras que no lo son (el invierno y, en menor medida, el verano)”.
Los estudios reunieron una base de datos global, donde se analizaron 2.970 muertos y 4.224 vivos, de 190 localidades diferentes y pertenecientes a un número de 36 especies involucradas. Los resultados demostraron en que el proceso de crecimiento es factor influyente ante la salud del mismo, dando como prueba el caso del 84% de los árboles que perecieron, a comparación de los que no. Tomando como factor indicador el que tan estrechos con los anillos anuales.
En los casos más comunes en que los arboles perecían era con los planifolios (casos donde el follaje del árbol se ve frondoso por tener hojas anchas y planas), otro de los casos, esta vez externo, son los árboles que sucumbían ante las difíciles condiciones climáticas (sequía) y que fueron acompañadas a su vez, por algún tipo de plaga.
Los estudios mientras más logren avanzar, será posible lo propuesto. Comenta Martínez-Vilalta: “El hecho de que los patrones de crecimiento permitan caracterizar los árboles que están ‘a punto’ de morir nos permite desarrollar índices que nos permitan predecir, potencialmente con años de antelación, qué poblaciones o qué individuos concretos tienen más riesgo de sufrir episodios de mortalidad en el futuro.”
¿Qué piensas sobre la posibilidad de anticiparse a la muerte de los árboles?