Hoy en día la contaminación por plomo está en todos lados: en joyería, en el 85% de las bebidas consumidas por los niños e incluso en el agua de Alaska.
La contaminación del suelo debido al plomo es un problema que tiene su origen en automóviles, fábricas y pinturas basadas en dicho elemento. Pero en California se ha encontrado una interesante solución: moler huesos de peces y mezclarlos con la tierra.
No es que los huesos hagan la diferencia, sino que la diferencia la hace el fosfato de calcio que contienen los huesos. Combinado con plomo, el fosfato de calcio forma piromorfita, un mineral cristalino que no daña el ambiente. La mejor parte de esto es que no es nada nuevo: se ha usado durante 15 años, pero parece que recién ahora se expanden las fronteras del conocimiento.
Esperemos que esto no origine una matanza de peces.