El horario de verano es un horario establecido tras una convención para tratar de aprovechar el máximo la luz solar durante la estación veraniega, esto permite que se ahorre energía eléctrica adicional, lo cual es bueno para la ecología por supuesto. El cambio del horario de verano se produce primero a comienzos de la primavera, cuando el reloj es adelantado una hora, y posteriormente se retrasa una hora a comienzos de otoño. Estos cambios suelen realizarse en septiembre/octubre y en marzo/abril respectivamente (dependiendo del hemisferio la hora será atrasada o adelantada).
El horario de verano actual fue propuesto inicialmente por Benjamin Franklin y más tarde también por William Willett. Comenzó a ser usado en el año 1916, en plena Guerra Mundial, para poder ahorrar carbón. Este cambio tiene muchas controversias en algunos lugares, aunque aún así se sigue empleando.
Contar con más luz durante la tarde trae beneficios para los comercios, para quienes realizan deportes y en general para quienes llevan a cabo actividades que son favorecidas por la luz diurna, también es un cambio positivo para la absorción de energía solar por parte de los paneles solares. El cambio también ha demostrado ser beneficioso para el tránsito, ya que se registran menos accidentes.
Hay personas que tienen problemas a la hora de dormir luego de realizar el cambio de horario, y a veces suelen pasar varios días con la percepción del tiempo alterada hasta que logran acostumbrarse. Los dispositivos modernos como smartphones y computadoras suelen ajustar la hora en forma automática sin necesidad de que el usuario lo haga.
Los cambios en el horario de verano se llevan produciendo en realidad desde hace miles de año. Las antiguas civilizaciones como por ejemplo la egipcia o la romana hacian ajustes continúos a los horarios del sol, tratando de dividir el tiempo de luz siempre en doce horas que tuvieran igual duración, de forma que se pudiera aprovechar mejor la luz solar para las actividades diurnas que se llevaban a cabo. Durante el verano se producían las horas de luz más largas del año, lo cual era bueno para la economía de la época. El mundo moderno comenzó a aplicar los cambios del horario de verano recién hace unos cien años aproximadamente, luego de varias propuestas fallidas.
A lo largo de la historia son muchos los que se han puesto en contra del horario de verano, citando diversas razones como los problemas que se presentan en el sector de la agricultura, o los perjuicios que este cambio produce en la vida diarias de algunas personas. Aún así, la mayor parte de la población parece estar de acuerdo con el hecho de que los beneficios que aporta este cambio de horario son mayores que las desventajas.
Hoy en día los sistemas informática son capaces de hacer estos ajustes de horario en forma automática, y solamente los relojes mecánicos deben ser cambiados en forma manual para adaptarlos al horario nuevo.