En plena región hortofrutícola de O’Higgins, un grupo de científicos chilenos están en la investigación de como crear una vegetación capas de resistir a los cambios climáticos y los daños provocados por estos. Considerando que la investigación de resultados fructíferos, posiblemente para los próximos años se podría estar viendo la comercialización de estos «súper-árboles».
Esta vegetación basada en plantas capaces de sobrevivir a situaciones extremas de la naturaleza podría ser capaz de afrontar eventos como sequías, disminución de régimen pluviométrico y concentración en cortos periodos de vientos, heladas y tempestades, todo ello como consecuencia del calentamiento global.
Las condiciones climáticas cambiantes que afectan las regiones frutícolas se ven asociadas a manifestaciones naturales conocidas como «estrés abiótico». Por lo que en consecuencia se tiene previsto; varios expertos en el área concederán que para el año 2050, se producirá una disminución en los niveles hídricos provocando así que la agricultura se vea afectada.
En respuesta a esta predicción, los investigadores del Centro de Estudios Avanzados en Fruticultura (CEAF) de Chile se ven en la labor de desarrollar arboles frutales capaces de tolerar las condiciones climáticas inclementes de un mismo entorno. Por lo que el experto Felipe Gaínza declara lo siguiente: «Estamos centrados en trabajar las raíces, el programa está enfocado a obtener nuevos materiales vegetales para los portainjertos», así explicó el director de la línea de Mejoramiento Genético del CEAF.
Los injertos son un método en el cual se es tomado un pedazo del tejido derivado de una planta para luego este ser agregado a otra. Por lo que el termino portainjerto es referido a la planta que se le hace el injerto de tejido, provocando que esta se siga desarrollando con este como si fuesen un solo y mismo organismo.
Para poder contar con las suficientes muestras de plantas frutícolas, las instalaciones del CEAF disponen de 25.684 hectáreas dedicadas al cultivo de duraznos (melocotones), nectarinas y cerezas. Por lo que los científicos chilenos buscan hacer de estas plantas lo mas resistentes posibles a condiciones climáticas desfavorables. Para ello los estudios se hacen a nivel molecular de las planta, intentando comprender su fisiología.
En 2011, se llevo acabo la selección de nueve portainjerto con el objeto de hacerlos mas tolerantes. El Dr. Ortiz, explica: «Por ejemplo, en el híbrido entre un duraznero y un almendro, este último aporta la resistencia a la sequía y la tolerancia a los nematodos, un patógeno del suelo que afecta a las raíces», también es de considerar que el cruce de un duraznero o melocotonero con un ciruelo, de este ultimo se otorga mayor resistencia a inundaciones y demás condiciones ambientales desfavorables.
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