Cada día salen a la luz noticias sobre los efectos devastadores del cambio climático. No podemos negar el impacto gigante que tiene la acción desmedida del hombre por sobre la naturaleza.
Un ejemplo claro es la generación de basura que se da no sólo en las grandes ciudades sino en todo lugar en el que se encuentre el hombre.
Aunque resulte lamentable: allí donde haya un hombre, también habrá basura. Sin embargo, existe una luz en este terrible panorama.
Un pueblo al suroeste de Japón llamado Kamikatsu es una muestra de que se puede vivir en una comunidad sin producir residuos.
Los 1500 habitantes de este pueblo se organizaron y decidieron reutilizar, reciclar y compostar casi todos los residuos que generan. Desde entonces, los camiones de basura no circulan por sus calles y no hay rastros de los problemáticos basurales tan comunes en las ciudades modernas.
Pero, ¿cómo comenzó este movimiento? En 2003, el gobierno de Kamikatsu expresó su preocupación con respecto al impacto medioambiental de los generadores de basura. Entonces, en conjunto con los ciudadanos, pensaron otra solución: dejar de producir todo tipo de basura.
Aunque no resultó nada sencillo, los habitantes de Kamikatsu son muy entusiastas al respecto y ya se plantearon la meta de basura cero para el 2020. En este sentido, pensaron diversas iniciativas sostenibles que, si bien se aplicarán en este pueblo en particular, bien podrían implementarse en otros rincones del planeta.
Un ejemplo claro tiene que ver con el uso doméstico de la basura. Los habitantes de Kamikatsu se encargan de lavar, separar y llevar su basura al centro de reciclaje del pueblo.
Allí los residuos no se clasifican en 2 o 3 sectores sino en 34 categorías diferentes que van desde papel a cartón y desde latas a botellas de vidrio.
En el centro, la basura se lava hasta quedar brillante y todos los residuos orgánicos se utilizan para compost. Aunque parezca engorroso y costoso, en realidad estos procesos resultan sencillos y económicos a largo plazo.
Si bien, los habitantes cuentan que en un principio fue difícil acostumbrarse a separar la basura y a pasarla por todos estos procesos, en la actualidad lo tienen más que naturalizado.
Incluso encontraron una forma de comercializar la basura. Así es. La comunidad de Kamikatsu no sólo recicla su basura sino que la transforma en pequeñas obras de arte. Los artesanos del pueblo se encargan de revivir los productos descartados y de resignificarlos para su posterior venta. Hoy día, los mercados del pueblo se han vuelto populares.
El pueblo también cuenta con bares muy especiales que se han tomado de ejemplo alrededor del mundo.
Cafe Polestar es un ejemplo de este tipo de negocios en los que no se brindan servilletas de papel ni tickets con la cuenta a menos que los pidas.
Además, los empleados hacen las compras con bolsas reutilizables a los productores locales siempre tendiendo en cuenta los ingredientes de estación. Este concepto de “restaurantes y bares verdes” se ha replicado en otros lugares del mundo como en Inglaterra y Canadá.
Estas comunidades dan un mensaje certero a toda la humanidad e intenta con su esfuerzo diario demostrarnos que vivir de forma amigable con el medioambiente es posible.
Desde nuestro hogar podemos contribuir haciéndonos responsables de lo que consumimos y de la basura que generamos a diario. El planeta estará agradecido.
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