La energía hidráulica, puede ser definida como la energía que posee el agua al realizar un salto o al desplazarse a través de un desnivel. Esta energía, puede ser aprovechada gracias una turbina y transformarse a electricidad mediante un generador. Cuanto mayor sea el desnivel por el que pasa el agua, mayor va a ser la potencia eléctrica que se genere por el agua o el caudal de paso por la turbina.
Para poder disponer de centrales hidroeléctricas de gran potencia, (algunas de las cuales superan los 6.000 MW de potencia) se construyen enormes presas. Estas, elevan ese desnivel necesario a centenares de metros, cortando por completo los cursos de los ríos e inundando miles de hectáreas, llegando incluso hasta el punto de tener que desalojar pueblos enteros de manera forzosa. El impacto social y medioambiental de estas centrales es muy grande, y crea una «injusticia» para el medio en el cuál están instaladas, ya que producen electricidad que será consumida posteriormente en una zona distante.
En cambio, las centrales mini-hidráulicas, conllevan un impacto ambiental muy reducido, ajustándose mejor a la corriente y forma geográfica del río, llegando a producir energía hasta con aguas de escasa corriente, y además, evitando así la construcción de grandes presas y una modificación tan grande en el ecosistema. Para que se consideren centrales mini-hidráulicas, estas no deben superar los 10 MW de potencia generada y, en el caso que se construya una presa, esta no puede sobrepasar la altura máxima establecida de 15 m.
Las centrales mini-hidráulicas son muy útiles para abastecer pueblos o regiones montañosas alejadas de la red, o para aprovechar mejor los recursos hidroeléctricos, sobretodo de ríos no muy caudalosos. Además, permite vender la electricidad generada a la red. Una de las propiedades más relevantes de la energía hidráulica, es que permite utilizarse a pequeña escala, de forma muy económica, con la aplicación de micro-turbinas y pico-turbinas hidráulicas. Las micro-turbinas tienen potencias inferiores a 100 kW, y son muy adecuadas para suministrar electricidad a pequeñas aldeas, granjas, hoteles rurales u otros usos aislados de la red.
Además, el impacto ambiental de estas mini-hidráulicas es prácticamente nulo, ya que para su utilización no es necesaria la construcción de presas muy grandes o de grandes infraestructuras, únicamente es necesaria la creación de un canal que pueda desviar parte del caudal del río, o incluso aprovechando infraestructuras existentes como canales o conducciones. Y, una vez pasado el proceso a través de las turbinas, este caudal de agua se devuelve a su cauce original.