Recientemente, y en el marco de una competición internacional de fútbol, la mayor ciudad de Chile entró en estado de emergencia ambiental. Las autoridades ordenaron que miles de coches y cientos de negocios dejaran de funcionar temporalmente, para tratar de que la cortina de humo gris que tapaba la capital del país se dispersara. Los niveles de contaminación superaron los que ya eran habituales en la ciudad (que de por sí son altos).
El estado de emergencia fue declarado en la noche del día lunes, luego de que se realizara la última verificación de la calidad del aire. Si bien más de 650.000 automóviles se tuvieron que detener el lunes, unos 300.000 aún seguían circulando al día siguiente, y las autoridades solicitaron que los mismos también fueran estacionados. Una buena parte de estos autos eran modelos viejos, bastante más contaminantes que algunos de los actuales.
La situación también llevó a que 1300 comercios de distinto tipo cerraran sus puertas, principalmente muchos que producen un alto nivel de contaminación. Se recomendó a más de 7 millones de personas que permanecieran en sus casas el mayor tiempo posible, aunque la situación parece ser un poco ajena al evento deportivo, ya que el mismo ha continuado sin novedades.
El gobernador regional, Claudio Orrego, dijo que una buena parte de la contaminación presente en los últimos días se ha debido a los protestantes que han quemado barricadas, tratando de desviar la atención que recibe la Copa América 2015 hacia sus propias causas. Orrego ha dicho que esas personas no tienen «ni cabeza ni corazón».
Este año las autoridades chilenas han comenzado a seguir muy de cerca a las partículas de contaminación más pequeñas, es decir aquellas que no lo tienen nada complicado para llegar hasta los pulmones de la gente. Para empeorar las cosas la ciudad está atravesando un notable período de sequía y no se esperan lluvias hasta dentro de varios días.