El pasado martes, en una sesión de la asamblea de la ONU centrada en el cambio climático, varios gobiernos acordaron trabajar para reducir la deforestación. Esta declaración, conocida como la «New York Declaration on Forests» (Declaración de New York sobre los Bosques), también cuenta con varias compañías como participantes, es decir, no solamente forman parte las entidades gubernamentales. La idea detrás de esta iniciativa es reducir la deforestación en un 50% para el año 2020 y erradicarla por completo para el año 2030, dos cosas que serían una ayuda inmensa para la ecología y que asegurarían un mejor bienestar a las generaciones futuras.
La ambición de este plan es tan grande como la importancia que tienen los bosques para el planeta Tierra, ya que se trata de ecosistemas imprescindibles para combatir las emisiones de carbono. Además, se estima que la deforestación produce 4500 millones de toneladas de carbono cada año, una cantidad alarmante.
Proteger los bosques también es importantes para las personas: hay muchos, principalmente miembros de comunidades indígenas, que viven en áreas forestadas y dependen del bosque para poder sobrevivir y abastecerse. Un reciente reporte del World Resources Institute indica que las comunidades que viven en los bosques hacen un estupendo trabajo a la hora de mantenerlos y logran adaptarse exitosamente al ecosistema, manteniéndolo en equilibrio.
Una coalición de líderes indígenas de Asia, África, América Central y el Amazonas está dispuesta a proteger más de 400 millones de hectáreas de árboles que se encuentran bajo sus respectivas jurisdicciones.
Con respecto a la Declaración de New York sobre los Bosques, al parecer más de 30 países se han unido a la misma, entre los cuales podemos encontrar a Perú, Chile, Indonesia, Liberia y la República Democrática del Congo, por nombrar algunos de ellos.