En el estrecho de Gibraltar se lleva cabo la unión de dos importantes cuerpos de agua como lo son el océano Atlántico y el mar Mediterráneo. Este punto también sirve como separación para los continentes de Europa y de África. Si miramos al estrecho desde un punto de vista geológico, veremos que el mismo incluso representa algo más: es el punto de separación de dos placas tectónicas, siendo en este caso la Euroasiática y la Africana.
Desde hace miles de años, distintas culturas le dieron distintos nombres al estrecho de Gibraltar. Para los fenicios, se trata de las columnas de Melkart, para los griegos eran las columnas de Heracles y para los romanos se llamaban columnas de Hércules. Los romanos también llegaron a conocerlo como el estrecho de Cádiz. El nombre que se le da actualmente tuvo su origen hace cientos de años, cuando los musulmanes conquistaron la gran mayoría de la península Ibérica.
Cerca del peñón del Gibraltar, es decir en la zona oriental del estrecho, pueden llegar a soplar vientos muy fuertes que sorpresivamente se vuelven prácticamente nulos algunos kilómetros después.
Las corrientes marinas por lo general se mantienen bastante fuertes durante todo el día, por eso en la zona suelen ocurrir diversos accidentes de barcos y de buceadores. La forma de embudo además beneficia a la acción del viento.
Por el estrecho de Gibraltar pasan numerosas especies migratorias, tales como algunas aves terrestres procedientes de Europa y África, así como algunas marinas que vienen del mar Mediterráneo o del océano Atlántico.
El estrecho de Gibraltar es uno de los más transitados del planeta Tierra, ya que más de 80.000 buques pasan por allí cada año, lo que equivale a unos 220 barcos diarios aproximadamente.
Anualmente, miles de inmigrantes ilegales de África intentan cruzar el estrecho, aunque muchos fallecen en el proceso debido a la hipotermia y a la fatiga que llegan a sufrir durante el viaje.