La ciudad de Bath, ubicada en Inglaterra y fundada hace muchos siglos por los romanos, ahora es el hogar de una nueva generación de contenedores de basura.
Este nuevo tipo de contenedores funcionan gracias a la energía solar que almacenan y son capaces de comprimir la basura que la gente arroja en ellos, de forma tal que luego se facilita la tarea de desechar la misma cuando son vaciados.
El contenedor posee dos sensores de volumen de basura, y cuando la basura del interior alcanza cierta cantidad, se activa el sistema que la comprime.
Cada uno de los contenedores cuesta aproximadamente $1600 dólares y se espera ayuden a la ciudad a ahorrar casi $50.000 dólares al año. La ecología se muestra a favor de estos nuevos contenedores y por supuesto se espera que se pueda reducir su precio.